50 sombras de Grey: películas y libros similares

LIBROS
El Libro de Jade. Si existe la encarnación española de E. L. James, pasada por tintes vampíricos y sobrenaturales, es Lena Valenti. Mientras la británica popularizó sus inicios con adaptaciones eróticas de Crepúsculo, esta autora barcelonesa esta alzándose como el fenómeno literario del panorama patrio con romances basados en mitología escandinava. Las escenas subidas de tono con vampiros y hombres lobo (Vanirios y Bersekers) triunfan entre una red de seguidores hiperactiva. Cada año se organiza una fiesta anual en torno a la saga Vanir (Valenti ha publicado cinco de las diez novelas que la conforman), hay juegos de rol comercializados, una línea de tatuajes, merchandising e incluso una bebida oficial. Este año, además, se estrenará un documental sobre el fenómeno. 


No te escondo nada. El clon de CSDG ya está en tu librería más cercana. La escritora Silvya Day estrena la trilogía Crossfire calcando la estructura que tanto éxito ha reportado a E. L. James (hasta la portada es sospechosamente parecida: donde había una corbata, aquí hay unos gemelos). En sus páginas, Eva Trammel y Gideon Cross viven una tórrida relación, con trauma infantil de por medio, mientras disfrutan de los lujos millonarios de Nueva York. Nada nuevo en el horizonte, pero sirve como sucedáneo efectivo.



Readerotica, erotica for your electronic reader. Porque no hay nada mejor que poder leer erótica desde el anonimato que da tu Kindle o iPad, esta colección de historias cortas en inglés es gratuita y perfecta para medir tu atrevimiento en transportes públicos.



Inglés para pervertidos. Si te has descargado el eBook de arriba y no te enteras de nada, la modelo, actriz y escritora Venus O'Hara tiene la solución perfecta a las barreras del idioma. No sólo aprenderás que 'foreplay' son los preliminares del sexo o que las 'Ben-Wa-Balls' son las bolas chinas –por poner unos ejemplos–; esta guía desvela todo lo que tu profesor de inglés nunca te quiso explicar y te convertirá en una erudita sexual muysassy



Delta de Venus. La literatura erótica le debe mucho a Anaïs Nin (1903-1977), amante de Henry Miller e hija del pianista y compositor español Joaquín Nin. Compañera de batallas de los surrealistas, sus relatos te permitirán hacerte una idea de cómo era el sentimiento antiburgués que se vivía en el París de entreguerras, ahondando en tabús de otros tiempos como el lesbianismo o el adulterio.  



Claudine en la escuela. No podíamos mentar a Anaïs Nin y omitir a Sidonie Gabrielle Colette (1873-1954). Por haberse vengado de su marido adúltero bailando en el Music Hall parisino, por despojarse de las ataduras morales apostando por aventuras con otras mujeres y por defender los placeres carnales femeninos, esta escritora y periodista regaló a los lectores una de las mejores series de la erótica literaria: Claudine. Azotainas entre colegialas, profesoras que flirtean con alumnas y amantes desesperados. Claudine en la escuela desentraña el libertinaje de principios del siglo XX (se escribió en 1900) y su protagonista acompañaría a Colette paralelamente durante su vida. Lástima que en un principio la firma se la (auto)atribuyese uno de sus maridos, Willy.

Historia de O. Un clásico del género. Chocante y rompedora en su día por desenmarañar los secretos del BDSM (Bondage, Disciplina y Dominación, Sumisión y Sadismo, Masoquismo), la novela de la francesa de Anne Desclos (1907-1998), –aunque firmó el libro como Pauline Reáge y fue conocida como Dominique Aury–, actúo como una auténtica revolución en la Francia moralista de los 50. Prohibida durante años, la historia de la fotógrafa de moda que se embarca en el mundo de la perversión sexual por amor, multiplicó su fama gracias a la película que se estrenó en los setenta.


Lace. “¿Cuál de vosotras tres zorras es mi madre?”. Poco antes de convertirse en la dulce coprotagonista de Gremlins, Phoebe Cates entonó una de las mejores frases de la televisión barroca de los ochenta, aquella en la que los cardados y las hombreras estratosféricas eran uniforme oficial del tubo catódico. Emitida por Telecinco en los 90 como Lazos Secretos, la mini serie estaba basada en la novela de Shirley Conran, un superventas que rompió moldes 30 años antes de que Cincuenta Sombras de Grey acaparase titulares. Publicitada como “el libro que toda madre escondería a su hija”, la historia narra cómo una actriz del porno, abandonada al nacer, reúne a tres amigas para averiguar cuál de ellas es su progenitora. Imprescindible.



El rapto de la bella durmiente. Anne Rice no sólo ha escrito historias de vampiros. En los 80, bajo pseudónimo, ideó una trilogía erótica sobre la Bella Durmiente que ríete tú de Walt Disney. “Las mujeres tienen el mismo derecho a la pornografía que los hombres, y estoy hablando de pornografía literaria, literatura erótica. Si una mujer quiere ser abordada por un pirata, está en su derecho”, explicó al New York Times hace unas semanas, ahora que el tirón de E. L. James ha propiciado la reedición de su trabajo. Firmes creyentes del “y comieron perdices”, abstenerse. Aquí el Príncipe esclaviza sexualmente a una Bella que ya despierta desnuda de su hechizo.



Por siempre Ámbar. Tal y como ocurre con E. L. James, la estadounidense Kathleen Winsor (1919-2003) fue ridiculizada por la crítica y venerada por el público. He aquí 972 páginas que desgranan el libertinaje sexual que se vivió en la corte del rey Carlos II de Inglaterra durante el siglo XVII. Beneficiada por la polémica que generó, Por siempre Ámbar estuvo prohibida en 14 estados en los años cuarenta. El fiscal general de Massachussets justificó el veto alegando las 70 referencias a encuentros sexuales, 39 embarazos ilegítimos y los siete abortos que aparecían en sus páginas y la Iglesia Católica tildó al libro de “indecente”. Las aventuras sexuales de la huérfana Ámbar, una heroína disfuncional para los cánones de la época, fueron edulcoradas en su adaptación a la gran pantalla en 1947, pero propició que Amber fuese uno de los nombres más populares en EEUU durante la segunda mitad del siglo XX.

PELICULAS
Nueve semanas y media (1986): la película que consiguió catapultar como mitos sexuales a mediados de los 80 a la bellísima Kim Basinger y a Mickey Rourke. La guapa actriz protagoniza uno de los striptease más sensuales del cine con una canción ya emblemática, “You can leave your hat on” de Joe Cocker, ante la atenta mirada de Mickey Rourke. Aunque la película llegó a las salas de cine entre críticas y escándalos, lo cierto que consigue ser sensual y erótica sin llegar a ser explícita. ¡Seguro que os apetece recordar a una jovencísima Basinger.
Una proposición indecente (1993): si Adrian Lyne, director de la película, creó polémica con “Nueve semanas y media”, con “Una proposición indecente” lo volvió a hacer. Todos recordamos a un atractivo Robert Redford, a Demi Moore y Woody Harrelson. ¿Qué harías si un hombre estuviese dispuesto a pagar un millón de dólares por pasar una noche contigo? Esta es la pregunta que trajo serios problemas al matrimonio (en problemas económicos pero felices) formado por David (Harrelson) y Diona (Moore). Una película que trata sobre un dilema moral que a más de una (o uno) le haría dudar.
Infiel (2002): parece que Adrian Lyne es un experto en rodar películas donde la sensualidad es más protagonista que los propios actores. Esta vez la tensión sexual viene por el trío amoroso formado por Richard Gere, Diane Lane y el tercero en discordia no es otro que el apuesto Olivier Martinez. Lane fue nominada a mejor actriz en los Óscar. La película cuenta la historia de Edward (Richard Gere) y Connie (Diane Lane), un matrimonio que parece tener todo para ser feliz: familia, dinero y buena posición pero todo se tuerce cuando Connie conoce a Paul, un sexy coleccionista de libros francés. Las escenas en el baño de una cafetería de Manhattan y el apartamento de Paul son de todo menos aburridas y desprenden una gran complicidad entre los actores ¿Cómo reaccionará Edward cuando lo sepa? El final es todo menos predecible.
El último tango en París (1972): esta película supuso un gran escándalo en la época por su alto contenido sexual y sus escena de sexo explícito. La película, dirigida por Bernardo Bertolucci y protagonizada por Marlon Brando, creó gran controversia (hay una nombrada y censurada escena con mantequilla que se metió en casi todas las conversaciones de la época) pero lo cierto es que es considerada por muchos críticos como una obra maestra. La película, aunque no se alzó con ninguna estatuilla, estuvo nominada en dos categorías en los premios Óscar (mejor actor y director). Brando interpreta a un hombre de 45 años viudo que conoce a una joven de 20 años (Maria Schneider). Sin muchos miramientos comienzan a verse en un piso de París y a hacer el amor apasionadamente sin intercambiar datos personales. A partir de ahí, la lujuria y la atracción entre ellos se desatan. No te pierdas un clásico del cine que va más allá de las escenas de sexo.
Crash (1996): de la mente del retorcido (y genial) David Cronenberg, es una película dthriller psicológico que supuso un escándalo por el tema sobre el cual giraba la trama, personas que experimentan excitación sexual en los accidentes de coche.La película trata sobre una pareja que busca nuevas experiencias. Una noche James (James Spader) provoca un accidente de coche con consecuencias de todo menos esperadas. Un film intrigante, seductor y provocador que trata el sexo de forma inteligente y atípica. ¿Te lo vas a perder?
Vía: Smoda y Vanidad